En estas circunstancias cualquier viaje que exceda los 500 metros es un gran candidato a convertirse en odisea. Ya sea por la nieve o por la lluvia, por el frio o porque la mochila pesa un quintal. Esto puede verse cuando hay que hacer toda una planificación por lo menos 24 horas antes de pensar ir al supermercado, gimnasio, farmacia, centro médico… lo que sea! Porque para colmo, en este campo, todo queda a más de 500 metros (Exceptuando algunos bares y restaurantes que drenan nuestros bolsillos durante las noches).
Asi que… nos armamos de valentía, nos ponemos al menos 3 capas de ropa y nos decidimos a esperar. En promedio, 45 minutos después, se ve a la distancia dos faroles de esperanza. Entre nosotros un gran alivio y se escucha decir: Ya viene el camión. –El qué? – El camión. La Kate salta con que viene el bus. Para mí, llega la guagua. Imagínense, gracias a Dios que el frío nos congela las pestañas, entramos al "CityBus" y seguimos riéndonos de nuestras boberías, ignorando las diferencias que complican nuestra comunicación de cuando en vez, y de vez en cuando.
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